Dar es D A R

sábado, 28 de noviembre de 2009

Tu corazón puede latir a cierta velocidad constante, hasta que se acelera en pocos segundos por cualquier estupidez que tu cerebro no logra entender. Una sola señal que hace que un día nublado cambie y aparezca el arcoiris, sin ni siquiera necesidad de lluvia. Y los latidos que suenan a acordes repartidos en perfectos compases. Las obviedades del que no tiene nada que perder. Ilusionarse sin un fin, por si mismo, no para recordar sino para recordarse. El arte de creer y no controlar el significado de cada latido, y así descubrir, como si fuera algo totalmente nuevo, lo que esconde uno dentro. Lo que oculta a la luz de sus propios ojos, esa mentira disfrazada de miedo, y el saber lo que llega a doler sentirse solo. En esa ilusión que en fracción de segundos se convierte en un mundo, es la mano que invita a que te salves, que creas otra vez que volverás a sentirte así por alguna estupidez(no tan estupida)

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